Son personas, almas sueltas por la vida.
Nada pueden decir, nada quieren callar.
Y se miran y se piensan y se escuchan
Y se ayudan y se sienten y se van.
No se tocan, no se miran, no se lloran.
No se juzgan, no se huelen, no se están.
Parpadean y se llenan de preguntas.
No responden, solo piensan, nunca mal.
En un cuarto quince almas se lamentan.
En un cuarto quince sueños que se van.
Muchos crecen, muchos sufren, muchos quedan.
En un cuarto quince rostros que no están.
Las paredes los escuchan desde lejos.
Las miradas más perdidas pasarán.
Los carteles, los avisos y los besos.
Las penumbras, los encuentros que serán.
Piden fuerte, no se callan.
Piden pronto, piden más.
Son tan pocos en el mundo.
Están solos y no están.
En un cuarto quince almas se lamentan.
En un cuarto quince sueños que se van.
Muchos crecen, muchos sufren, muchos quedan.
En un cuarto quince rostros que no están.
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