Iba con ella a todos lados, a cualquier lado. Largas esperas y horas de viaje cautivándola con sus palabras. La hacía reír y llorar, la sorprendía con su sabiduría y esa forma simple pero a la vez muy cuidada de transmitirlo todo. Llenaba sus espacios con una presencia que nunca antes la había habitado. Se veía en él, casi como si pudiera mirarla y saber lo que pensaba, lo que sentía. Hacía que donde fuera se sintiera acompañada, contenida.
Pero un día terminó, se terminó. Y al dar vuelta la página se preguntó si alguna vez volvería a encontrar otro libro como ese.
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1 comentario:
Te estas refiriendo al bello libro q compartimos? Coincido plenamente y me encanto tu forma de contar esa fuerte sensacion de sentirse acompañado por un libro.A mi tambien me pasa.
Es muy lindo,no?
T
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