Creía que ser uno era todo. Uno solo, una cosa. Uno para todo y todo para uno. Ser un todo entero, íntegro. Uno comprometido con uno y con todo. Uno al 100% y solo para uno. Pero resulta que uno puede ser muchos. Que uno hace muchas cosas, muy distintas. Y muchos son para uno. Y todo es para muchos. Y es mucho para todos. Y que ser uno es mucho. Entonces somos mucho más que uno. Y eso es bueno, mucho más bueno que ser sólo uno ¿o no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario