¿Viste esos días que no querés estar ningún lado? ni en tu cama, ni trabajando, ni en una fiesta, ni en la playa. Simplemente en ningún lado. Y entonces el problema: ningún lado no existe.
¿Cómo puede no existir? lo inventaría, cobraría entrada y ganaría millones, porque sé, tengo la firme certeza, de que a todos alguna vez les pasa, a todos en todo el mundo. Así que abriría miles de sucursales, vendería franquicias, me convertiría en un genérico. “Vamos a Ningún Lado.“
Sin embargo resulta hasta imposible de imaginar, porque entonces Ningún Lado sería ahora un lugar, y un lugar es un lado, y si es, entonces existe, y si existe es algo, y si es algo no es nada, si no es nada tampoco sería Ningún. Entonces mi proyecto fracasa, pero las ganas de estar en Ningún Lado quedan, como muchas otras cosas de la vida.
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