Ipod color nena que me hace compañía. Amor y sopa caliente, todo lo que quiero. Reset. Empezar de cero. Empezar otra cosa. Lindas cosas. Ahora sí. ¿Cambios? Eso le digo a la gente. Las palabras sencillas de decir y gustosas de escuchar. Pero yo no pienso en cambios, pienso en vidas, en momentos.
Cada momento esconde un mundo diferente. Los momentos son todo. A veces se olvidan algunos, pero de todas formas se vivieron.
Momento de sopa con vacas, vacas kosher. Momento de destornilladores. Ropa sucia y budín marmolado. Para revivirlo mañana. Bolsas, lindas, feas, llenas y vacías. Yadró (¿se escribirá así?), muñecos de porcelana ¿no dije que quería deshacerme de los muñecos? Regalos firmes y prometidos. El bolso que viene y va. Viene lleno, vuelve vacío y se llena de nuevo. Bolso con refill. Más disimulado que una valija, más lento, más tranquilo, sin apuro. Cajones mezclados. Medias y pijamas. Perchas de madera que nunca compramos. La calefacción: un tema aparte ¿cuándo prenderla? ¿en dónde? Heladera grande o con poca comida, y pava eléctrica, por ahora la estrella de la cocina, la única que ya empezó su trabajo de verdad.
Chiquito el parlante del Ipod color nena, pero qué potencia, con qué nitidez suena. Shuffle songs, que decida él, yo ya estoy eligiendo demasiado.
Topetinas, frazadas y cinta aisladora ¿todo eso necesita una casa? Papel afiche, una buena idea de buenos amigos. Austera, simple. Y el cuarto cerrado. Un rincón que se abrirá en otro momento. Con ideas, con proyectos. Por ahora, dos ambientes y una puerta con llave.
Alicate ¿no traje alicate? Esto de la espontaneidad a veces me juega en contra. Y menos mal que compré los posavasos, una visionaria. Plata tirada y compartida. Desorden y prolijidad. Luz, mucha luz. Mientras suena una canción desconocida que no sé cómo llegó a mi Ipod ¿la puse yo?
Joya nunca taxi. No entiendo esa frase, pero ahora tomo taxi. Llegaste. Qué lindo verte en casa. Dame un beso ¿o dormimos juntos? Ah, sí.
Cada momento esconde un mundo diferente. Los momentos son todo. A veces se olvidan algunos, pero de todas formas se vivieron.
Momento de sopa con vacas, vacas kosher. Momento de destornilladores. Ropa sucia y budín marmolado. Para revivirlo mañana. Bolsas, lindas, feas, llenas y vacías. Yadró (¿se escribirá así?), muñecos de porcelana ¿no dije que quería deshacerme de los muñecos? Regalos firmes y prometidos. El bolso que viene y va. Viene lleno, vuelve vacío y se llena de nuevo. Bolso con refill. Más disimulado que una valija, más lento, más tranquilo, sin apuro. Cajones mezclados. Medias y pijamas. Perchas de madera que nunca compramos. La calefacción: un tema aparte ¿cuándo prenderla? ¿en dónde? Heladera grande o con poca comida, y pava eléctrica, por ahora la estrella de la cocina, la única que ya empezó su trabajo de verdad.
Chiquito el parlante del Ipod color nena, pero qué potencia, con qué nitidez suena. Shuffle songs, que decida él, yo ya estoy eligiendo demasiado.
Topetinas, frazadas y cinta aisladora ¿todo eso necesita una casa? Papel afiche, una buena idea de buenos amigos. Austera, simple. Y el cuarto cerrado. Un rincón que se abrirá en otro momento. Con ideas, con proyectos. Por ahora, dos ambientes y una puerta con llave.
Alicate ¿no traje alicate? Esto de la espontaneidad a veces me juega en contra. Y menos mal que compré los posavasos, una visionaria. Plata tirada y compartida. Desorden y prolijidad. Luz, mucha luz. Mientras suena una canción desconocida que no sé cómo llegó a mi Ipod ¿la puse yo?
Joya nunca taxi. No entiendo esa frase, pero ahora tomo taxi. Llegaste. Qué lindo verte en casa. Dame un beso ¿o dormimos juntos? Ah, sí.
2 comentarios:
Shuffle songs, shuffle ways. Cuando estas eligiendo demasiado es que estas tomando los caminos que quieres, no los que vienes.
Segui escribiendo que lo haces cada vez mejor.
que buen blog!! aplausos amiga! te leo.
besos
Frani
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