jueves, 23 de agosto de 2007

Neblina...


¿Serán ganas de no ver, que se nos aparecen a todos al mismo tiempo? ¿Será viento concentrado que se cansó de avanzar y quedó varado en un punto, y se fue acumulando, como el tráfico de la calle Corrientes en horas pico? ¿Será miedo, como en las películas de terror que veíamos a oscuras con una pila de chocolates que quedaban intactos, porque los nervios no nos dejaban comerlos?
No se qué es la neblina, ni por qué viene, ni para qué sirve, lo que sí sé es que los días con neblina son distintos. Tienen otra textura, otra escenografía. Porque la neblina oculta lo que hay más allá, y nos obliga a ver lo de más acá.
La neblina es el ahora, es lo que tenemos, lo que nos rodea y nos toca de cerca. La neblina es no fijarse en el afuera, en el futuro, en lo que viene, ni en los demás. La neblina es uno, tal como es, sin que nadie lo vea.
A veces la neblina es necesaria. Otras veces molesta, abruma con su presencia y nos llena de soledad.
Algún día la neblina se pondrá en venta, como todo en este mundo, y cada quien decidirá cuándo utilizarla. Entonces cuando uno necesite recordarse, sentirse, mirarse, tendrá su neblina para que lo proteja.
Quizás todos tenemos ya nuestra propia neblina ¿nos hará falta verla para percibir que está?

1 comentario:

Martino dijo...

Buenisimo el texto, nos divirtio leer todo el blog. Segui escribiendo que nos encanta PinchaMayurasan!!!!

Besotes Laruuuuuu

danu y marto