lunes, 10 de septiembre de 2007

El muerto


“Hoy algún muerto va a haber”, me dijo con total liviandad el hombre de las fotocopias, esbozando una sonrisa. Y yo me paralicé por dentro. ¿algún muerto? ¿cualquiera? ¿puedo ser yo, o alguien que yo conozca? Me dio pánico. Más del que me había dado ver al micro de los barra-brava pasar, haciendo señas de “los vamos a matar” por las ventanillas.
Pensé en encerrarme en mi departamento y no salir hasta el día siguiente, hasta que los barra-brava hubieran vuelto ya con su micro para su casa, para su barrio, lejos. Pero aun así tenía miedo. Miedo por el muerto. Ese muerto todavía desconocido que el hombre de las fotocopias anunció sin vacilar, mientras ordeneba las hojas que se la habían mezclado por mirar el micro pasar.
Pensé que tenía que hacer algo. Ayudarlo. Advertirle de su situación para que pudiera escapar, o aunque sea estar prevenido. ¿Pero cómo poder encontrar a alguien que aun no sé quién es, que nadie lo sabe, ni siquiera el hombre de las fotocopias? Posiblemente lo encuentre después, cuando Crónica TV anuncie sobre su placa rojo chillón que el partido dejó como secuela un muerto y quien sabe cuántos heridos. Y entonces será demasiado tarde. Habré conocido al muerto cuando esté muerto. No habré podido salvarlo. Y mi hermana que siguiendo los consejos de los mayores me dice “rajemos de acá”. Y yo le respondo convencida “Andá vos, yo me quedo”. Me quedo para por lo menos intentarlo. Me quedo para no pasar el resto de mi vida sintiendo que escapé. Me quedo, aun sabiendo que si lo hago, el muerto puedo ser yo.

2 comentarios:

Si, soy yo... dijo...

bravo! nena me gusta mucho mucho como escribís, denserio. Te leo. seguí escribiendo. beso
Frani

laura dijo...

Me gusta como usás los tiempos para relatar. Vas y volvés y le das un lindo juego al texto.

(Yo que vos me voy al carajo de Ma del Carmen y no les aviso nada, te cuento)

beso ché, nos vemos la próxima

laura