miércoles, 21 de mayo de 2008

Luz

A menudo no recuerdo si fui yo quien te miraba. Caminabas distraído y quizás me dirigiste con tu boca enamorada una voz interesada que terminó por dormirme.

Te soñé toda la noche entre nubes y castillos esperando despertar y que te encuentres conmigo. Recorrí túneles negros llenos de inmenso vacío que aparecieron de golpe y me taparon de frío.

Olvidé tus ojos claros como se olvida el castigo de aquel que vive soñando y del que sueña dormido. Cataratas de dolor por tu pasar compartido que dejó en mi corazón un andar sólo y perdido.

Y si acaso te inventé será mi propia locura la que iluminó tu cuerpo en alguna noche oscura. Imaginé que existías y acepté que me dejaras, cultivé en mi propio mundo la melancolía inventada de aquel que alguna mañana despierta de un mal profundo.

A menudo no recuerdo si fui yo quien te miraba pero hoy tengo por seguro que la luz de tus palabras, verdaderas o inventadas, son el sol de mi refugio.

domingo, 18 de mayo de 2008

Entusiasmo

Recuerdo aquel día en el que sentados en la mesa de la cocina los tres nos pusimos de acuerdo en que faltaba Entusiasmo. Y salimos a buscarlo.
Yo recorrí los mares, desde las olas más frágiles hasta los fondos más profundos.
Vos caminaste la tierra, trepaste por las montañas y te sumergiste en pozos.
Ella voló los cielos, le encontró forma a las nubes y vio desde dónde sale la lluvia.
Pero ninguno tuvo suerte. Volvimos a juntarnos con la cabeza gacha y los hombros encogidos. No lo habíamos encontrado. El Entusiasmo no estaba en el agua, ni en la tierra, ni en el cielo.
Creímos que era el final, y nos resignamos a vivir sin él.
Pero entonces llegó ella, poderosa como siempre, con su fuerza arrolladora. Entonces llegó la Angustia.
Nos tomó por sorpresa. Ninguno la había visto venir. Ninguno sabía desde dónde había llegado, pero todos la sentíamos. Jugaba con nuestros miedos y enfurecía nuestra euforia. Nos oprimía el pecho y nos robaba el aire. Nos revolvía el estómago. Nos dejaba inmóviles.
De pronto nos dimos cuenta de que esa Angustia tan fuerte, solo podía tener origen en un lugar. Y la buscamos ahí, adentro nuestro, adentro de cada uno. Y ahí la encontramos. Y escondido detrás de ella, casi sin fuerzas para gritar, estaba él, el único capaz de matarla por completo, el Entusiasmo.