De a poco va adquiriendo un ritmo profundo. Se hace más largo y más intenso. A veces parece irse, pero vuelve constante y permanente. Va y viene.
Y entonces toma forma, se hace personal y único, como si contara el cuento de su vida, un momento.
Y así se mantiene. Yendo y viniendo. Firme. Eterno. Toda la noche.
Entonces despierta y parece como si eso nunca hubiera existido. Como si la historia nunca se hubiera contado. Como si el sonido hubiera sido de otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario